La mano de mi madre
Soy hijo de una muerta.
No soy más que gris ropa,
más que polvo en la playa.
Una vez alcé los ojos al cielo
y vi la mancha
de tu saliva,
Dios.
Soy hijo de una muerta.
¿Oyes la cercanía de barro
en esta quebradura
de bocas
y de huesos?
No comenzó el mundo
esta semana.
Sólo veré, una vez más,
la mano de mi madre
en el temblor del agua,
cayendo:
interminable Ω
Camino
Un camino en la niebla, una boca
en la transparencia—
y este gemido, la ceja de Jesucristo
incrustada en la ola del crepúsculo,
navajita de un Rey para la carne de las resurrecciones,
los largos momentos de risa y bufonería
entre la sangre—
vamos allá, te digo,
a los pies de tantas tías y tantos padrastros,
corvas almas que miran inclinadas
la melancolía insigne de la tierra;
te digo vamos con un temblor
de esternón, puntillismo
de Pisanello, envés de las girantes gubias
en la cercanía de los ojos—
estos ojos, globos y bocas
en la transparencia, empapados con una
sustancia no merecida
y esta sed, este
camino en la niebla, este verdor
para buscar la mano y el esternón
de Jesucristo Ω
Cernícalo
Levantado en el aire con un impulso de cernícalo,
creo discernir un problema de identidad:
¿yo, un cernícalo?
Oigo allá abajo las reses, el campo murmurante,
las puntas de los árboles sometidas
al tormento de la brisa.
Bajaré a desfacer esos tuertos.
Como una criatura de Ted Hughes extraviada
dentro de un poema compuesto en castellano,
me calaré hasta las evidencias
y en el césped fenomenológico
y en los bordes de las fuentes
y en las piedras enmudecidas
atacaré sin descanso,
en toda nota hegeliana a pie de página,
lo menos evidente,
luego, levantado de nuevo,
llegaré con un aire
de príncipe o de aparato volador
meteorológico
hasta el cielo de mis observaciones,
con un pico sangrante
o lívido
o empapado de agua
o de clorofila Ω
Evidencias
Mira esa cauda, ese cauce,
ese caudal—
mira el deíctico
en la punta de la nariz—
las ruinas de Itálica, la carta
de Poe, that purloined letter,
el campo de pan llevar de Medrano,
las evidencias del mundo…
ese tendajón agramatical,
esa (esta, aquella) forma
de tu continua distracción Ω
Hoja sucia
Esta hoja sucia va a llenarse de tinta o de suspiros,
de tenues remembranzas:
no quedará limpia pero tomará
una forma sublime
de suciedad—
la baba de la mente,
los trebejos inmundos
de las horas declinantes
y grises
y muertas Ω
Si dejases caer
si dejases caer
sobre esta mancha de tinta
una sombra
una punta de lápiz
un pájaro
verías levantarse
un hilo de espejo
una moneda de agua
y una cabellera
en el fuego tenue
de tanta
visibilidad Ω